Blogia
elsanto

El cartero real

El cartero real

Esta es la historia de un cartero que se le olvidaba todo.

Un día que tenía que llevar a la princesa una carta, pero por el camino se le voló, pues hacía mucho viento. Se quedó sujeta en las ramas de un rosal. El cartero se cansó de pincharse con las ramas de la planta al querer cogerla, y se quedó dormido.

Al día siguiente, cuando despertó, se le había olvidadoque tenía que coger la carta del rosal y se fue apalacio. Al llegar le preguntaron por la carta que tenía que entregar a la princesa, y el cartero dijo: -¿Qué carta?

Lo llevaron delante del Rey y de la princesa. El Rey estaba muy enfadado porque era una carta muy importante, pues era de un príncipe que se quería casar con su hija.

De nuevo volvió el cartero al pueblo y la princesa se fue con él, pues no quería casarse con el novio que le había buscado su padre.

Cuando llegaron a su casa, sus padres le preguntaron que quién iba con él; como se le había olvidado quién era, no lo pudo decir.

Siguió con su trabajo. Menos mal que iba con él la princesa y le recordaba a quién tenía que entregar las cartas.

Iban siempre juntos, y así le servía de ayuda. Los dos se enamoraron, pero la princesa quería consultar a su padre y fueron al palacio. Al padre no le pareció bien, pues quería al principe para casarlo con su hija.

El cartero se marchó muy triste, y se perdió en un bosque. No tenía miedo y no sabía que hacer. Entonces se durmió. Cuando se despertó estaba rodeado de animales, pero no le hicieron nada, solo lo miraban. Pasaron muchos días en aquél lugar hasta que volvió de nuevo a su pueblo.

Cuando llegó, no se acordaba qué le había pasado. Así que siguió repartiendo cartas y a veces se volvía a equivocar, pero no le importaba porque vivía feliz.

Un día le tocó volver a llevar una carta a la princesa. Cuando llegó al palacio se encontró con toda la gente muy triste, pues la princesa estaba sin salir de su habitación desde que su padre le había dicho que no se podía casar con el cartero. Su padre estaba dispuesto a consentir lo que fuera, con tal de ver de nuevo feliz a su hija.

Así que habló con el cartero y le concedió la mano de la princesa. Desde entonces vivieron felices, y no le importaba que al principe se le olvidara de vez en cuando que era principe, y dejara la corona en cualquier lugar. ANA OLIVARES REQUENA

0 comentarios