¡Que día tan divertido!
Fuí al Cerro para pasar un buen rato. Fuimos mi padre, mi hermano y yo. Nos comimos entre los tres una tortilla de patatas.
Nos encontramos con algunos primos de mi padre, que también son mis primos.
A mi hermano le compraron un globo que era un delfín. Nos íbamos a montar en unos caballos que allí había, pero al final no pudo ser, porque estaban todos descansando y comiendo.
Yo me monté en un payaso que tenía una cuerda y una escalera para subirse y tirarse por la rampa, y como hacía mucho sol, me quemé. RUBÉN MAROTO
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